Saramago

En el año 2000 tuve una época en la que viví solo. Vivía en Huastock gracias a la chance que me dió mi amigo Checo de quedarme en su casa. El tenía un depa así que me quedé de posesionario de su cantón por un tiempo.

Llevaba un buen de tiempo de no leer libros, bastante tiempo diría yo. En la soledad que había en vivir allá en la Huasteca buscaba alguna forma de distraerme, porque no tenía ni tele y decidí agarrar un libro de los que tenía Checo por ahí. Desgraciadamente agarré uno de Carlos Cuauhtémoc Sánchez y bueno, ya saben lo que opino de ese señor, pero la soledad y las ganas de hacer algo hicieron que lo leyerea completito. Ese libro hizo que perdiera las ganas de leer nuevamente, de verdad.

Pasaron un par de meses y conocí a una amiga ahí en el koko, (dónde más, edá?) y pues salí con ella y un día que me invitó a comer a su casa no recuerdo el por qué, pero hablamos de libros y le dije de lo que pasé apenas unos meses antes y se fue de la cocina y me trajo dos libros para que me los llevara a leer a mi casa. Yo la verdad ni quería, no me quedaban ganas de leer ya, me daba flojera. Uno de los libros era de Stephen Hawking, creo era el del Destino del Universo, no recuerdo muy bien y el otro era Ensayo sobre la ceguera de José Saramago.

Llegando a casa, en automático agarré el libro de Hawking y así en automático lo aventé a otro sillón. Demasiado denso y después de haber leído un bodrio como el que leí pues menos me daban ganas de esforzarme. Tomé con muchas dudas el otro libro, y comencé a leerlo. Me llamó la atención el cómo venía escrito y que me mantenía pegado sin poder dejar de leer. Me dormí ese día tarde por culpa de Saramago.

Un par de días después, ella decidió que ya no quería nada conmigo y pues tenía que devolverle el libro porque era de su padre y fui a dejarlo triste por la situación y también porque no tuve oportunidad de acabarlo. Llegando a casa me quedé desesperado porque no sabía que hacer. Haber leído a Saramago me devolvió las ganas de leer, desesperado buscaba algo para poder llenar ese deseo que sentía. Encontré entre mis cosas el libro de Azteca que pertenece a mi madre y que hice a bien traerme de viaje y quedarmelo y comencé a leerlo pasando noches en vela aprendiendo de las aventuras de Mixtli y sin querer, este libro llegó a ser el que más quiero y que mas me ha impactado en mi vida, pero creo esa es otra historia.

Volviendo al tema, Saramago me devolvió ese gusto por la lectura. Su forma de narrar, de transportarse entre tiempos, en fin, tuve que comprar ahora sí, su libro de Ensayo sobre la ceguera para poder terminarlo. Lo releí completo y bueno, quisiera poder decir el sentimiento que tuve al terminarlo, pero eso solo lo entendería la gente que realmente es amante de la lectura.

Vino después para mi El Hombre Duplicado, El Evangelio según Jesucristo, La Caverna, Ensayo sobre la lucidez, Las Intermitencias de la Muerte, El viaje del Elefante y Caín. Cada uno tiene lo suyo. ¿Escoger el mejor? ¿Para qué? Ahí están todos, no queda más que agarrarlos y leerlos y ya tú decides cuál es el mejor.

Saramago se fue el día de hoy. A los que nos gusta y siempre esperábamos impacientes otro libro, nos deja triste su partida. Ateo como era él, no sé donde podra estar viendolo desde un punto de vista religioso,pero viendolo desde un punto de vista personal, está y estará en mi agradecimiento eterno por devolverme el gusto por la lectura, estará en mi mente por haberme regalado sus novelas que me llenaron de emociones tan distintas y estará para siempre en el recuerdo de todos los que aprecian su obra.

Como me dice mi buen amigo, Rodrigo, los genios no deben morir, pero no mueren, porque como dicen por ahí, los muertos se van cuando el olvido los sepulta, y estoy seguro que a Saramago jamás le ocurrirá.

Descanse en Paz, José Saramago.