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Monday, December 12, 2011

Mi muñeca..

Escucho canciones, veo fotos, paso por algún lugar y todo me recuerda a ella. Vaya, incluso ver la cara de mi pequeño hijo, es la viva imagen de su madre.

Ya ha pasado una semana que su cuerpo no pudo más.

Para mi, aunque haya gente que lo dude, es muy difícil asimilarlo. Parece que fue ayer el día sábado que me marcó para decirme que se sentía bien y que ya quería irse a casa. Ese día yo colgué el teléfono con un: Me da muchísimo gusto escucharte, en verdad me da gusto escucharte bien. Esas fueron las últimas palabras que escuchó de mi.

No puedo evitar la tristeza. Los recuerdos quedan y eso es imposible de quitar. Mi hijo sabe que una estrella lo cuida de muy cerca. En las noches, cuando va a dormir, después de contarle a mamita cómo fue su día, agarra su foto y le da un beso, diciendo: buenas noches, mamita.

¿Es difícil estar solo con mi hijo? No, solo es diferente. Todas las noches, me recompensa con una sonrisa después de leerle su cuento de Sapo y Sepo y de pelearnos un rato de qué almohada quiere abrazar, pero al final del día, duermo tranquilo, sabiendo que mi hijo tendrá a su padre siempre cerca, para tratar de guiarlo y para recordarle siempre a la gran guerrera que tuvo como madre.

Me faltó tiempo para estar contigo, pero ese tiempo lo estoy recuperando con Sebastián. Vives en él y su sonrisa siempre me recordará la tuya.

Nunca te vas a ir, nunca lo permitiré. Siempre vivirás cerca de nosotros.