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Monday, April 29, 2013

We can be heroes...

Desde anoche traigo en mi mente la canción de "heroes" de David Bowie. La recordé por el final de la película de The perks of being a wallflower, pero, se quedó en mi mente y desde anoche la traigo, la canto y trato de buscarle algo.

En un rato de mi poco insomnio de anoche, me di cuenta de algo referente a la canción, que básicamente habla de una pareja, pero para mi no va por ahí, más bien por que me retumba la frase de "we can be heroes".

Ayer, por lo menos para mi, fue un día muy especial. Pocos saben, pero hace un año que comencé cierta situación que me ha tenido siempre con preocupación referente a mi hijo, y sin pensarlo, ayer fue un muy buen día, en verdad.

No me pondré a describir minuto a minuto del día, solo me gustaría contar ciertos momentos, que creo todo fue mucho más agradable por la compañía que tuve durante casi todo el día. El día, era centrado en solo una persona: Sebastián.

Mi pequeño tenía una carrera. Desde que me ha visto correr, le ha gustado y disfruta mucho cuando hay una competencia de niños. A las 6.30 am ya estaba despierto y entusiasmado de que lo llevábamos a fundidora a la carrera. Él ya es "grande", ya no quiere que papá corra a un lado de él, ¡qué oso! Lo acompañé cada metro de su recorrido, de lejitos, claro, para que no se molestara. Las porras que recibió de la gente le dibujaban una sonrisa en el rostro y cruzó la meta con esa cara de felicidad que difícilmente podré describir. Se convirtió en mi héroe.


Más tarde, me tocaba a mi correr una carrera temática de zombies. Desgraciadamente, por el aguacero que se dejó venir, no pudo estar cerca de mi, mi madre y Lore entraron al quite para cuidarlo mientras yo iba a tratar de escapar con vida de esa carrera. Le dije que regresaba, que me diera un abrazo de buena suerte y así lo hizo. Terminé mi carrera con una vida, y recibí mi medalla de zombie. Me encaminé a donde me esperaban y al llegar ahí, cansado, mojado, con lodo, veo a Sebastián y le muestro mi medalla y  mi cinto donde aún quedaba una vida y le digo: Mira, Sebastián, sobreviví con una vida! De nuevo, no puedo describir la cara que puso, entre emoción y felicidad, mientras volteaba a decirles a abuela y a Lore: ¡Papá, llegó con una vida! (Después me enteré que le decía a mi madre que yo iba a llegar sin vidas, por eso fue su felicidad). Me convertí en su héroe.




Hace un par de semanas, en las maquinitas que puedes pescar un peluche, le pesqué un Cucho de don Gato a Sebastián. Ayer, pasamos por la misma máquina y tenía a Matute. Sebastián voltea y me dice: Papillo, por favor, quiero que saques a Matute, quiero a Matute. Para mi eso es imposible, de hecho, Cucho fue un milagro que yo pudiera sacarlo, jamás imaginé poder volver a hacerlo, pero no perdía nada con intentarlo de nuevo, y lo hice. Para mi sorpresa, al primer intento, pesqué a Matute. Nuevamente, ver su cara me emocionó más a mi. Volví a ser su héroe.




We can be heroes, así, tal cual lo dice la canción. Mi hijo siempre será mi héroe y yo seré el suyo. Ayer fue un gran día, y pienso que no hay error, Sebastián está donde tiene que estar, conmigo. Ignoro que pase por la cabeza de la gente que no lo cree así y el por qué crean que tienen la razón, y la verdad, ni me interesa. No hay mejor lugar para mi pequeño hijo que estar junto a su padre, y viceversa. El es mi compañero, mi amigo, mi enemigo, mi hijo, y sobre todo, mi héroe.

Y me regresa la canción a la mente y les digo a ustedes, sí, sí podemos ser héroes de alguien, aunque sea por un día. Y si vieron la película, en el momento que van en el túnel mientras escuchan Heroe, el protagonista dice: I feel infinite. Ayer, pude haber cerrado el día, con la misma frase. Gracias a ustedes que hicieron posible que este domingo fuera tan especial.